Gracias por la visita. No olvides dejar un comentario tu opinión es muy importante!! Y si te gusta, ¡¡hazte segui!!

Capítulo 71: Un atisbo de luz en la oscuridad

La noticia había impactado a todos. Ya no estaban en la sala, se habían ido marchando a lo largo del tiempo transcurrido. Eran casi las cinco de la mañana.
Candy salió la última y fue hacia su casa. Tenía que procesar todo aquello y convencerse a sí misma de que nada malo ocurriría, aunque eso no fuera del todo cierto. Los médicos no paraban de decir lo mismo: "Deben ser optimistas y tener esperanzas " No era tonta y sabía muy bien que significaba aquello. Su hermana tardaría en recuperarse. Le entraban ganas de reírse en su cara cada vez que le decía que fuera optimista y partírsela cada vez que le decía que tuviera esperanzas. Como si todo se arreglara sólo con esos dos valores.
Entró en la habitación de Kesha, respiró el aroma que desprendía el cuarto, como si su hermana estuviera allí mismo en aquel mismo instante. Se sentó en la cama de Kesha con lentitud y abrazó uno de sus peluches favoritos. Lo besó y lo volvió a dejar en su sitio.
Recorrió con la mirada el lugar y decidió mirar debajo de la cama. Allí seguía la pequeña caja. Sabía que a Kesha le gustaba guardar fotografías importantes. La cogió y la abrió mientras la música del Lago de los Cisnes comenzaba a sonar. La primera foto que vio la pelirroja estaba con Richard. Era hacía tan solo unos meses, parecían felices. Lo eran de hecho. Sin poderlo evitar ya comenzaba a llorar. Cogió la siguiente, en esa estaba con Amy, Brendon, Ben, George y Marchel. Fue el día de la actuación de Navidad, estaban en el escenario. Y la siguiente que vio estaba ella misma, sola. Sonreía y llevaba una chaqueta de cuero negra. Recordaba con perfección el día que se la hizo. Dio la vuelta a la foto y leyó la letra de su hermana:
"Aunque veces no te soporte, en realidad, sabes que te quiero mucho hermanita. No olvides que estaré a tu lado siempre y que no dejaré que nada te pase. Posdata: Eres maravillosa en todos los aspectos, excepto que a veces eres un poco pesada, pero no te preocupes, todo el mundo tiene defectos" Y una carita con una lengua dibujada.
La rubia se tapó la cara con las manos mientras sollozaba. Se tumbó en la cama bocabajo y comenzó a llorar y gritar de rabia, mientras las colchas amortiguaban su voz. Se sintió débil, frágil y decaída. La necesitaba para que le dijera que todo estaba bien, que las cosas sólo podrían mejorar y que nada malo pasaría, pero Kesha no estaba a su lado y se sentía, aparte de todo lo demás, sola, muy sola. Por primera vez sintió la soledad como algo que nunca pensó que llegaría. Intentó respirar, y, para olvidar un rato sus penas, decidió quedarse dormida.

                                                        ----------------------

-Daremos el alta muy pronto a su novia, señor Tomlinson.
Pero el joven, sentado en la sala de espera, no escuchó al doctor.
-¿Señor Tomlinson?-Esta vez el hombre habló un poco más alto. Y el chico volvió a la realidad.
-¿Disculpe?
-Su novia y su hija Maine. Pronto podrán salir.
El chico procesó la información y sonrió un poco.
-Es genial.-Dijo al fin, tras unos segundos.
-¿Se encuentra bien?
-Sí sí. No se preocupe. Muchas gracias.
-Estupendo. Cuando quiera, puede entrar.-Se alejó de allí y el chico siguió quieto.    Se sentía extraño tras saber que Heather había enviado las cartas amenazantes. No entendía cómo podía haberlo hecho. No podía creer que fuera ella.
Recordó el viaje en París, cuando la besó. Por aquel entonces la quería muchísimo, aunque después de aquel beso nada resultó ser lo mismo.
Entró en la habitación y se acercó a su novia para darle un beso en la frente.
-Hola cariño.
-¿Estás bien Louis?-Preguntó ella, preocupada por el aspecto del chico.
-Sí, lo estoy.-Mintió.
-Vamos.-Cogió la mano al chico.-Te conozco.
Lo sabía. Sabía que lo conocía y a veces incluso le sorprendía que supiera tan bien cómo se sentía. Él muchas veces no conocía cómo ella se encontraba.
-Han encontrado al de las notas amenazantes de Kesha.
-Y es alguien de tus amigos.
-Es Heather. La ex-novia de Harry.
-Él estará destrozado. Madre mía... lo siento mucho Louis. Siento que estés pasando un mal momento.
-No sólo es malo Dais.-Sonrió el joven para animar a la chica, que parecía muy preocupada.-Maine y tú me alegráis a cada momento.
La joven sonrió y él le dio un beso en los labios.
-Te quiero.-Susurró ella.
-Yo también te quiero.-Y después de mucho tiempo, se dio cuenta de que esta vez lo decía de verdad.

                                               ----------------------------

Tocaron la puerta de la habitación y la joven se secó las mejillas rápidamente.
-Pasa.-Contestó con la voz más firme que pudo.
-Hola.
Amy suspiró.
-Pensé que eras Brendon.
Marchel se sentó a su lado.
-¿Cómo estás?-Era una pregunta estúpida en aquellas circunstancias, pero quería hacerla comprender que estaba a su lado pasara lo que pasara.
-¿Cómo estoy? Sola porque mi mejor amiga no está, falta de cariño porque
últimamente tanto mi hermano como yo estamos absortos pensando en Kesha, enfadada conmigo misma por no haber salido con ella a esas horas de la noche, irascible a cada segundo, triste... y podría seguir pero creo que sería una pérdida de tiempo, porque todas ellas son demasiado evidentes, ¿no crees?-No quería ser borde, pero le salía sólo.
-Estoy aquí Amy, para lo que necesites, puedes contar con mi apoyo, desahogarte o lo que sea. Todos queremos que Kesha se recupere, pero no podemos hacer nada más. Está al cuidado de los médicos y ellos harán todo lo posible para salvarla.
-Ya. Tienes razón.-Sonrió un poco a su amigo antes de darle un abrazo.

                                                      -------------------

Volvió a llamar al timbre de la puerta, pero Harry seguían sin abrirla. En cuanto salió del hospital, había ido a la casa en la que vivía con su prima Aida para alejarse de los demás chicos pues no quería ver sus caras de "ya te lo dije" que no estaba dispuesto a aguantar. Claudia llevaba casi media hora llamando a la puerta de la casa del chico y enviándole mensajes, pero él seguía sin contestarle. Si no fuera porque oía voces en la casa, ya se habría marchado hace tiempo.
-Deberías dejarla pasar Harry.-Propuso la rubia mientras miraba por la mirilla a la chica morena que no se daba por vencida.-Parece preocupada.
-No quiero hablar con nadie y con Claudia menos.
-¿Por qué? Es muy buena chica.-Se acercó al sofá, donde su primo estaba sentado y se puso a su lado.-Y has estado llorando muchísimo, es normal que quiera saber cómo estás.-La marca de sus ojos rojos y sus mejillas hinchadas lo revelaban. No se podía creer la noticia aún.
-No quiero verla, Aida. Sólo quiero que esta pesadilla termine y...-No le dio tiempo de terminar la frase cuando Claudia volvió a llamar.
Harry se levantó con rabia y la abrió.
-¿Qué quieres?-Preguntó en voz alta.
-¿Qué qué quiero, Harry?-Contestó ella exasperada. Cruzó los brazos y frunció el ceño.-¿De verdad me lo preguntas? Contéstame, dime cómo estás o cualquier cosa. Me tenías muy preocupada, ¿entiendes? Llevo tres horas intentando averiguar algo de ti y tú sólo me ignoras.
-Me da igual. Deja de llamarme, deja de insistir y vete. Quiero estar sólo, ¿comprendes?
El rostro de ella pasó de estar enfadado a estar preocupado, y luego triste.
-Sólo me preocupaba por cómo estabas al saber la noticia, eso es todo.
-¡Y te lo agradezco!-Gritó el chico.-¡Pero es que eres muy pesada, joder!
El silencio tras aquello estaba repleto de tensión. Aida se había quedado petrificada en el sofá y Claudia simplemente agachó la cabeza y disimuló rascándose la frente aguantando las ganas de llorar. Otra vez que la trataba mal. No entendía el por qué siempre acababa mal con Harry, pero al fin y al cabo no podía seguir así, con un chico que sólo le hacía cada vez más daño. Tras unos segundos la levantó y se encogió de hombros.
-No volveré a aparecer. Espero que Kesha despierte y que todo salga muy bien. Adiós Harry.


La chica salió de allí a toda prisa y él se sintió de nuevo tremendamente mal por lo que había dicho. ¿Siempre iba a estropearlo con ella? Miró a su prima y vio el reproche en su mirada, por lo que salió tras la chica y la cogió antes de que se subiera al coche.
-Espera Clau.-Le cogió la mano muy fuerte, lo suficiente para que ella no escapara.-Lo siento.
-No, no lo sientes.-Con la mano que le quedaba libre, la chica se secó las mejillas.
-Sí lo siento. Sólo quieres ayudarme siempre y yo sólo lo destrozo.
-Estoy harta Harry. Sólo quiero que me trates bien. No sé por qué siempre acabo mal contigo y siempre acabo sufriendo. No quiero seguir así. Es mejor que separemos un tiempo nuestra amistad.
-Eso es como decir que ya no vamos a ser amigos. Y no quiero perderte, ya lo sabes.
-Yo creo que sí, lo demuestras a cada segundo.
Soltó su mano y resopló. Aquella chica era tan cabezota como él.
-¿Sabes por qué no quería que entraras? ¿Lo sabes?
Ella no contestó. Se cruzó de brazos y lo miró abatida. Ya estaba cansada de seguir intentándolo, aunque lo quisiera con locura.
-Porque me gustas.
-Esto ya es el colmo.-Se quejó la joven.-Sabes que me gustas y te aprovechas de ello. No sé cómo me extraña que consigas lo que quieras con cualquier chica, tienes recursos para todo, ¿eh?-Ironizó la chica.
-¿Y tú?-Gritó el joven indignado, afectado e impresionado por sus palabras, por una vez que hablaba de sus sentimientos no lo tomaban en serio.-Hablas de algo que sabes que me duele. De una época que no quiero revivir. Es verdad que he sido un mujeriego pero ya no.
-Ya.-Soltó ella con sarcasmo.
-¿Cómo que ya?
-¡Pues porque lo sigues siendo!-Tenía las mejillas coloradas. No quería haberlo dicho, ni siquiera lo creía, el tiempo que había pasado con él se había dado cuenta de ello, pero estaba enfadada, furiosa y triste.
-Muy bien.-Suspiró él.-Pues tú sigues siendo una pesada, eso no cambia. A ver si dejas de perseguirme.
Ella suspiró y arrugó la nariz.
-Tranquilo, no quiero verte más.-Abrió la puerta del coche y entró en él.
-¡Yo tampoco!-Gritó el chico cuando ella cerró la puerta.
Ella se giró para verlo y se miraron unos segundos. Enfadados, demasiado para comprender que aquella muestra de rabia, ira y orgullo los estaba separando de verdad. Ella perdiendo el amor de su vida, él perdiendo a la única chica que quería de verdad después de mucho tiempo sin creer en el amor.

                                                  ---------------------------

"Lo siento Abie. Llámame, quiero hablar contigo"

Era él séptimo mensaje que le mandaba por whatsapp a la chica. Su última conexión había sido hacía diez minutos y ella no le contestaba.
Despeinó su pelo y se dejó caer en la cama.
Se sentía abatido por la noticia, pero también enfadado consigo mismo por haber dudado de su novia, o ex-novia, ya no sabía muy bien lo que era.
Volvió a coger el móvil y esta vez llamó, por tercera vez desde que había salido del hospital. Al tercer pitido alguien descolgó.
-¡Abie! Por favor no me cuelgues necesito...
-No soy Abie.
Esa voz... Liam se dio rápidamente cuenta. No era una chica y menos Abie de voz melodiosa, sino alguien con una voz mucho más profunda.
-Zayn, déjame hablar con ella.-Pidió, aunque su tono pasó a ser frío como el hielo.
El chico miró a la joven que negaba con los brazos cruzados. El moreno se frotó las manos por la frente, intentando averiguar las palabras adecuadas. Para él aquella situación era muy incómoda, pero no quería enfadarse con Abie.
-Ella no puede hablar ahora mismo.
-¿No puede o no quiere?
Zayn se mordió el labio y volvió a mirar a la chica, quien volvió a negar con la cabeza en un gesto desconforme. No iba a ceder a hablar con él.
-Lo siento.-Murmuró.
Liam frunció el ceño.
-No lo sientes.-Contestó y rápidamente colgó.
Zayn se quedó con el móvil en la oreja unos segundos más hasta hacerse a la idea de q
ue verdaderamente le había colgado su amigo. Suspiró y dio a la tecla roja con lentitud antes de darle el móvil a la chica.
-Deberías hablar con él, parece muy preocupado.
-Quiere hablar conmigo cuando sabe que soy inocente.-Replicó Abie.
-Lo del otro día fue un error. Él te quiere mucho.
-Pues yo ya no sé si lo quiero igual. No lo sé.

                                                    ------------------

-¡Será capullo!-Gritó Raquel.-Estoy muy enfadada, por su culpa mi pobre Niall está peor. ¿Cómo puede decirle eso? ¡Es que le arrancaba la cabeza! ¡No, mejor! ¡Lo mataba y luego le arrancaba la cabeza!
Lidia soltó una risita.
-Anda, no te pongas así. No ha sido nada. Y no grites tanto, la gente se va a alarmar.-Ambas miraron alrededor y nadie las miraba. Por suerte, Londres era demasiado interesante en comparación con una alocada joven.
Raquella suspiró y se cruzó de brazos.
-Es su amigo y va y le dice que es tonto, que deje de llorar que parece una chica pequeña de dos años. ¿De verdad lo ves normal?
-Son frases de chicos. No hay que tomarlas en serio.
-Lo sé, yo lo he escuchado cuando un chico llora por haberse dado con la puerta en la cara, pero no cuando una amiga está en coma Lidia. Es poco respetuoso y sólo hace que Niall se sienta avergonzado cuando no debería.
-No le des más importancia, anda.
Raquella respiró un par de veces y se relajó un poco.
-Sí, será mejor.
-¿Y eso de "tu Niall"?-Soltó una sonrisa maliciosa.-No lo niegues, lo he oído.
-Mi Niall, de mi mejor amigo Niall. Para acortar.-Suspiró la chica con inocencia.
-Ya, claro.-Ironizó ella y miró hacia otro lado.
Raquella frunció el ceño y suspiró.
-¡De verdad!-Insistió.-Es mi mejor amigo y ya está. Le quiero mucho, pero no de la forma en la que piensas.
-¿Y él?
La joven abrió mucho los ojos, pero suponía tener clara la respuesta.
-Igual.
-Está bien.-Respondió Lidia sin convencerse demasiado.-Te creo.

                                                   -------------------

Perrie y Jade llegaron juntas al lugar de encuentro. Estaban alegres por volver a juntarse después de tanto tiempo. Aquel grupo de amigas no debió de separarse nunca, pero por distintas razones no pudieron evitar romper aquel pacto de amistad.
-Estoy un poco nerviosa.-Reconoció Perrie mientras ambas amigas se sentaban en una mesa de cuatro.-La última vez que hablé cara a cara con Claris fue hace demasiado tiempo.
-Demasiado...
Un camarero alto y joven se acercó a ellas para preguntarles lo que querían tomar y
regresó unos minutos después con un café y un cola-cao para Jade y Perrie respectivamente. Tras darle las gracias, probaron sus bebidas y comenzaron a hablar sobre asuntos triviales para ahuyentar los niervos que las afloraba.
Entretanto, una joven morena de ojos azules abrió la puerta del establecimiento. Parecía nerviosa y jugueteaba con sus dedos mientras miraba las mesas del lugar. Reconoció rápidamente a sus amigas y se acercó hacia ellas rápidamente.
-Hola.-Saludó con una sonrisa.
-¡Claris!-Jade, que era la que estaba más cerca de ella, se levantó rápidamente y le dio un abrazo. Perrie fue la siguiente y le obsequió dos besos en las mejillas como recibimiento.
-¿Cómo estás?-Preguntó la más mayor del grupo mientras volvían a sentarse.
-Muy bien. Ahora estoy viviendo con mi hermana y todo es mucho más sencillo.
-Ahora estarás un poco más tranquila, supongo.-Murmuró Perrie con un deje de lástima en la voz.
-Ya no hablo con mis padres, mi madre tampoco me apoyó demasiado. Pero por suerte tengo la ayuda incondicional de Helen.-Suspiró con tristeza pero pronto cambió de conversación.-¿Y vosotras?-Se giró hacia Perrie y le cogió la manos.-¿Cómo estás?
-Todo a su tiempo, poco a poco.
-Que sepas que puedes contar conmigo con lo que sea, ya no sólo por teléfono como la última vez. Me quedó por aquí en Londres durante todo el verano prácticamente.
-Gracias.- Perrie se acercó a ella y se dieron un abrazo.-Me alegro de que estés de vuelta Claris, se te ha echado mucho de menos.
En la puerta de la cafetería, una rubia, muy nerviosa, se llevaba las manos al pelo. No sabía cómo iba a reaccionar al verlas, porque ella sí que se había distanciado por completo del grupo. No supo más de Claris por mucho que la morena insistiera en llamarla, ni tampoco estuvo demasiado tiempo en contacto con Jade ni Perrie, sí que habían quedado un par de veces en los últimos meses, pero la relación no era la misma y las cosas se habían enfriado bastante.
Tomó el pomo de la puerta y entró. Allí las encontró sonriendo y charlando.
-Tranquila...-Susurró a sí misma.
Se acercó con tranquilidad a la mesa.
-¿Puedo?-Preguntó refiriéndose a la única silla libre que quedaba.
-Claro.-Contestó Jade con cierto tono de cortesía, como si fuera una desconocida.
-Hola Clara.-Contestó la rubia girándose hacia su antigua mejor amiga.
-Hola Aida.-Respondió ella y sonrió con nerviosismo.-Estábamos hablando sobre los últimos meses y sobre...-Miró a Perrie, sin saber muy bien si ella conocía la noticia.
-Asuntos amorosos.-Le ayudó ésta con una sonrisa amarga.-Pero en fin, nos alegramos de que hayas llegado. ¿Qué tal estás? ¿Cómo te va con William?
Claris se sorprendió por aquello, pues no sabía que tenía pareja.
-Oh, bastante bien, gracias.-Respondió la rubia con una sonrisa.
Se quedaron unos segundo las cuatro calladas con una tensión entre rubia y morena que las otras dos no sabían cómo cortar.
-Me ha entrado hambre.-Habló de repente Jade.-¿Queréis comer algo?
-No, gracias.-Se anticipó Aida.-No tengo apetito.
-Aida yo...
-Lo sé.-Sonrió la rubia cortándola.-No estoy enfadada contigo. Fue tu padre y después de un tiempo y pensándolo en frío me he dado cuenta de ello. Me daba miedo volver a veros, creía que me iba a sentar una extraña en cuanto estuviera aquí. Es verdad que no es lo mismo que antes pero vosotras habéis sido lo más parecido a unas amigas verdaderas de lo que nunca he tenido antes, y eso lo he notado al veros. No somos las mismas, pero a la vez hemos compartido tanto que un grupo tan bueno no puedo dejar de lado su amistad de esa forma.
-Sí.-Las palabras le llenaron de emoción y se le empañaron sus ojos azules. Ambas se miraron y se abrazaron y Jade y Perrie no pudieron evitar sentirse aliviadas y alegres por lo ocurrido.  Ese podía ser un nuevo comienzo para las cuatro, que, por suerte, otra vez se encontraban juntas.

                                                 ------------------------

Niall volvió a salir de su cuarto para beber un poco de agua. Se encontraba mareado y le dolían un poco los ojos del contraste de la oscuridad de su cuarto y la iluminación de la cocina.
-Hola Niall.-Louis entró con una pequeña sonrisa.-Esta tarde dan el alta a Daisy.
Pero el rubió no contestó.
-¿Ni? ¿Hola?
-Sí sí, lo que digas.-Respondió el rubio sin enterarse de lo que su amigo decía.
-¿Estás bien?-Preguntó poniendo la mano en el hombro de su amigo.-Te veo nervioso.
-No.-Mentía, le temblaba la mano que sujetaba el vaso ahora lleno.
-Niall, cuéntame, ¿qué te ocurre?
-No puedo, no puedo.-Niall miró a su amigo. Se le veía nervioso y agitado.-Yo no quería hacerlo... Ella me obligó... Os iba a matar si no lo hacía...
-Niall, me estás asustando, ¿qué ha pasado? Intenta tranquilizarte, te voy a ayudar ¿vale? Pero cuéntame lo que te pasa.
Dejo el vaso encima de la mesa y comenzó a llorar. Se acercó a Louis y pegó su frente en el pecho del chico.
-Merezco estar en la cárcel Louis. Soy una persona horrible. Lo siento...
-Niall.-El mayor agarró con fuerza los hombros del chico y lo apartó un poco de él para verle la cara anegada en lágrimas.-No te creo, no has podido hacer nada tan malo.
-Yo no secuestré a Kesha.
-Lo sé.-Le extrañaron aquellas palabras pero aún así creía a su amigo. Niall no haría daño a una mosca y no haría nada a Kesha, lo sabía.
El rubio se alejó un poco, se limpió el rostro con su camiseta blanca y suspiró.
-Pero Heather no debería estar en la cárcel. Yo envié las notas amenazantes. Lo hice yo. Abigal contactó conmigo y me amenazó con mataros. A los cuatro. Me enseñaron fotos y videos sabía donde estábais en cada momento del día, tiene gente que se ocupa de ello. Pero Abigal un día me echó, me dijo que tenía a otra persona y que ya no le era útil. Me volvió a amenazar y entonces no le presté atención hasta que me enteré de lo de Kesha. He estado callando demasiadas horas. No han sido muchos días pero han sido horribles. Y cuando ayer dijeron lo de Heather no pude evitar sorprenderme, pero no puedo callarme, ayer fui un cobarde, pero no puedo mentir por más tiempo. Ella no envió ninguna nota, decía la verdad. Se habrán confundido al analizarlas porque esa huella tiene que ser mía.
Louis se quedó sorprendido, no sabía cómo asumir aquello, pero sabía que no había hecho daño a Kesha. ¡Era imposible! ¡Niall! ¡El irlandés más adorable y dulce que jamás había conocido! Vio el dolor en su mirada y sintió una pena enorme. Abigal había dejado una gran huella en su amigo, no lo había matado, pero estaba haciéndole sufrir de otra manera. Estaba volviendo loco a su amigo y lo estaba haciendo sentir culpable.
-Tengo que entregarme Louis.-Siguió el rubio.
-Niall hay que descubrir quién fue la persona que la secuestró. Tiene que ser Zayn, Harry, Heather o Abie. Uno de ellos. Y yo creo que Heather no es. Ese era su castigo, volver a la cárcel, Abigal lo tiene todo planeado, estoy seguro. No te sientas culpable, no lo eres. Eres una buena persona Niall, es ella la que es un monstruo.
Pero el rubio no dejó que siguiera. Comenzó a llorar y pronto comenzó a faltarle el aire. Le estaba entrando un ataque de ansiedad.

                                                 --------------------------

Richard se rascó la barbilla que ya contaba con una incipiente barba. Estaba trastocado fisicamente. Pero no podía separarse de allí. Miró a un lado y vio el rostro de aquel joven de ojos claros. Ese chico tenía que estar demasiado cansado.
-Vete a casa.-Susurró con voz ronca.
-Estoy bien.-Tragó saliva y sonrió un poco.-Dentro de un rato me ausentaré unos veinte minutos. Voy a darme una ducha, comer algo y vuelvo.
-Pues hazlo ya.-No quería parecer un padre que riñe a su hijo, pero le salió casi sin querer. Parecía como si se lo estuviera diciendo a Kesha y ambos lo notaron. Apartaron la vista al instante y se quedaron callados.
Un médico apresurado corrió hacia ellos en aquel momento. Minutos antes no había podido creer lo que había pasado. Aquello era algo incomprensible. Ya daban aquel caso perdido, nunca pensaron que pudiera llegar a pasar aquello... Pero era una alegría, una gran alegría. No demasiado para cantar victoria, pero si lo suficiente para brotar de nuevo la esperanza.
-¡Señor Stadler!-Parecía eufórico.
-¿Qué pasa doctor?-El hombre se levantó con una fuerte opresión en el pecho. No podía con otro disgusto más. No podía...
-Kesha...-Murmuró jadeante.
-¿Qué le ha ocurrido?-Preguntó el joven con preocupación.
-Nada malo. Al contrario.-Miró a ambos.-Kesha acaba de despertar.
--------------------------------------------------------
Capítulo 71. Esta vez no dejaré ninguna curiosidad porque pienso que el capítulo es sorprendente de por sí. Espero que os haya gustado mucho, y por cierto, ¡ya he comenzado incluso el siguiente! Mientra buscaba fotografías he estado escribiendo ;)
Espero poder subir muy pronto.
¡Un saludo!