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Capítulo 63: Amigos de la infancia



-Baby all I want for Christmas... -Kesha volvió a abrir los ojos al terminar la canción y todos los intrumentos cesaron, habían añadido un toque más personal a aquella preciosa canción navideña de Mariah Carey.
La pelirroja miró hacia atrás y sonrió.
-Has hecho un gran trabajo, Kesha.-Le felicitó Marchel.
-Gracias.-Respondió la joven sin perder la sonrisa.-Bueno chicos, tengo que irme ya, se me ha hecho tarde. Nos vemos mañana en clase.
-¡Que no se te olvide mi cuaderno!-Exclamó Amy afinando la guitarra.
-¡Descuida! Mañana te lo llevo sin falta.-Bajó del escenario y cogió su mochila. Miró de nuevo a sus amigos y se despidió con la mano. Cogió una pancarta donde venía la actuación que habría al dís sigueinte y salió de allí leyéndola.
-¡Ben venga!-Exclamó George.-Corre, que se va.
-No, déjalo. No voy a pedirle nada, ya buscaré a otra persona.-Respondió el moreno.
-Eres idiota, a Kesha la conoces más, es tu amiga y encima se le da genial esa parte de clase.-Contestó Marchel.
-Que no. Ya me buscaré a otra persona para que me ayude en el trabajo de Historia para el tercer trimestre.-Replicó Ben.
-Pues entonces le pediré ayuda yo.-Todos se giraron hacia Brendon.-Es decir...-Titubeó nervioso.-Yo también tengo que hacer el trabajo de Historia, ya que me ha tocado esa parte, y si no quieres que te ayude a ti, yo sí quiero que me ayude.

-Vale entonces.-Afirmó Ben con una sonrisa.-Tranquilo, ya me buscaré a alguien. Es mejor que se lo pidas tú que eres más tímido y sé que no vas a proponérselo a otra persona.
Brendon asintió un par de veces y sus mejillas se tornaron en un color rojizo muy característico.
-Mañana en clase se lo pregunto.-Afirmó el joven.

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Metió su mano derecha en el envase, pero chocó inmediatamente con otra. Alba soltó una risita y se puso colorada.
-Si no sacas la mano, no podré coger una.-Le dijo Louis sonriendo.
-Ops, lo siento.-La joven la sacó inmediatamente y, desviando la mirada de su amigo, se metió la galletita entera en la boca.
Él sonrió ante aquel gesto. Le resultaba muy simpática, y además su tono al hablar era muy gracioso, y es que se notaba perfectamente que no era inglesa de nacimiento y que no llevaba demasiado tiempo allí.

Harry en cambio masticaba con lentitud la galleta, y es que había visto la escena a la perfección y no le gustaba nada. ¿Por qué últimamente Louis era el más querido por las chicas? Daisy, Jade, Alba... ¡Incluso fue el primero en encontrarse con Abie! ¡Y el único en ver a Kesha! Y tenía que reconocer que todas ellas eran preciosas a su manera y poseían una gran personalidad.
Resopló y terminó de comer aquella galletita salada que, aun siendo tan pequeña, le habia costado tanto esfuerzo tomar.
-Deberíamos volver a casa, aún hay mucho que estudiar.
Los otros dos pararon de hablar y lo miraron directamente.
-¿Ya?-Preguntó Alba.-Apenas llevamos diez minutos.
-Y nos queda un tema entero por estudiar.-Replicó el joven.
-Te queda. A ti.-Corrigió ella.
El cantante se paró de repente.
-Pues yo me voy. Cuanto antes empiece, antes acabo. ¡Ah! Y no te molestes en
ayudarme, yo mismo puedo hacerlo.-Se giró y comenzó a caminar con las manos en los bolsillos, con aire enfadado.
-Harry espera.-Alba se acercó a él y lo agarró del brazo para que se parara.-¿Qué te pasa?
-Que tengo mucho que estudiar y estoy perdiendo el tiempo.
-Venga ya.-Ella cabeceó molesta y se cruzó de brazos.-No intentes engañarme. Sé que estás enfadado, ¿he dicho algo que no te haya gustado?
-No, no es eso.-Suspiró, relajándose y se fijó en que su amiga parecía preocupada. Intentó buscarse una nueva excusa, se acercó a su oído y susurró.-Sólo quiero dejarte a solas con Louis.-Se alejó y en sus labios se curvó una gran sonrisa con hoyuelos.
Ella tragó saliva nerviosa.

-No creo que sea buena idea.
-Créeme que si lo será.
-Pero...-Titubéo.
-Confía en mí.
-Vale.-Sonrió, convenciéndose de las palabras de su amigo.
Harry le cogió la mano y la apretó fuertemente. Luego la soltó y se alejó de allí.
Alba suspiró, se retocó el pelo y corrió hacia Louis.
-Que dice que quiere empezar a estudiar. Es un cabezota.
-Lo es.-Afirmó el moreno mirando hacia la dirección donde había ido su amigo.-Pero bueno, es mejor dejarlo.
-Sí.-Afirmó la joven con una sonrisa. Estaba muy nerviosa, sentía que le sudaban las manos y que sus orejas comenzaban a ponerse coloradas.
-¿Qué estábais estudiando?-Preguntó Louis.
-¿Eh?
-Que de que es el examen mañana.
-De Historia, la parte aburrida.
Él soltó una risita.
-En realidad es fácil si estudias mucho.
Ella rodó los ojos.
-No lo sabía.-Ironizó.
Louis volvió a sonreír.
-Por cierto, ¿quieres más galletas?
-No gracias.-Negó la joven.
-Pues entonces ven.-Él se desvió a una calle y pasó a una placita con una gran fuente. Se sentó en el banco y Alba lo imitó. El chico sacó un par de galletas y, estrujándolas con sus manos, tiró las migas al suelo.-Tal vez vengan pajaritos a comérselas.
La joven soltó una carcajada. Todo aquel misterio para algo tan simple. Se puso de pie y corrió hasta la valla que cercaba la fuente. Se apoyó y miró como el agua caía. El cantante no tardó en ponerse a su lado. La española se giró y sus miradas se encontraron. Una sonrisa amistosa salió de los labios de él, ella tragó saliva y miró hacia delante.
-¿Qué tal vas con Daisy?
-Muy bien.-Respondió.
-Es una chica preciosa.-Volvió a mirar a su amigo.-Presiento que el bebé va a tener tus ojos.
-Los de ella son más bonitos, tienen un verde más intenso.
-Tenéis el color de ojos diferentes. Seguro que será un bebé ligón.-Bromeó la chica.
-Yo con que sea un niño me conformo.-Reconoció él sonriendo.
-Debería ser niña. Hace falta mujeres guapas en el mundo.
-¡Pero si eso ya hay mucho! Mira a las directioners, todas ellas son guapísimas.
-Gracias por el piropo.-Agradeció la joven.
-Es verdad, no recordaba que tú eras directioner.-Respondió el joven con una sonrisita.
Ella sonrió, le encantaba estar con él, disfrutar de su compañía, pero tal vez debería olvidarlo, su amor nunca sería correspondido. Sintió cómo sus normales, pero expresivos ojos marrones comenzaban a humedecerse, pero no, no quería llorar, y menos con él delante. Parpadeó repetidas veces y respiró profundamente.
-¿Estás bien?-Preguntó él mirándola.
-Sí.-Notó cómo su voz comenzaba a quebrarse.
-¿De verdad?
Ella asintió y simuló una sonrisa.
-Es mejor que nos vayamos yendo, quiero seguir estudiando.
-Vale, vamos.-El cantante le agarró la mano, dándole un apretón cariñoso y la saltó, tal y como había hecho Harry antes de marcharse.
La chica suspiró y una sonrisa se asomó rápidamente por sus labios.

                                                    ~~~~~~~~~~~~

Perrie intentaba asimilar todo lo que Liam le estaba contando sobre aclarar sus sentimientos.
-Yo te quiero mucho...-Decía en ese momento.-Sé que no es fácil de entender, pero sólo quiero aclararme, ver si me gustas tú o me gusta ella.
-Me estás diciendo que vas a salir con ella como si no estuvieras saliendo conmigo.
-No, no es eso, de verdad.-Negó el joven.-Simplemente voy a salir con ella un día para ver si surge algo.
-Y si es así.-La mirada de Perrie lanzaba odio y dolor.
-Entonces...-Liam tragó saliva.
-Cortarás conmigo.-Intervino ella con gran tranquilidad.
-Lo único que quiero es que no sufras.
-Ya lo estoy haciendo Liam. Es duro enterarte de que tu novio tal vez quiera a otra.
-Lo... lo siento. En realidad te quiero, pero no sé si estoy... enamorado.-La verdad salió a la luz en aquella frase, ya no más mentiras, no más indirectas.
-Está bien, necesito estar sóla por favor. Quiero pensar en todo esto y asimilarlo.
-Entonces...¿Aceptas lo que voy a hacer?
Ella lo miró con frialdad.
-Lo respeto.-Contestó.
Él asintió un par de veces. Antes de irse le dio un beso en la frente. La joven sintió
que un par de lágrimas resbalaban su mejilla. Era difícil que llorara, pero era una persona y lo hacía, sobretodo por las personas que más le importaba. Y en ese momento su corazón estaba roto, porque tal vez no volvería a ser la novia de Liam.



                                                         ~~~~~~~~~~~~

-Es la primera vez que pasemos por un sitio tan público.-Replicó la chica.-Y te noto triste. ¿No te gusta?
-No, no es eso.-Zayn sonrió a la chica y le acarició el brazo con ternura.-Estoy preocupado por algo... pero no es nada.
-Puedes contármelo si quieres. A lo mejor te puedo ayudar.
-No creo que sea buena idea, podrías enfadarte.
Ella se quedó parada. Intuyó en unos segundos que se refería a una chica. Agarró su mano y lo condujo a un banco cercano.
-Dímelo, no me enfadaré.-Contestó.
Suspiró, agachó la cabeza y volvió a mirarla.
-He ido a ver a una amiga antes de que quedáramos para venir al parque. Y esa chica me quiso pero la rechacé porque estaba contigo. Entonces hoy quería hablar con ella para que siguiéramos siendo amigos, pero la he cagado porque ella sigue enamorada de mí, y yo sigo sin sentir lo mismo. La quiero... pero sólo como amiga y ya está.
Ella lo abrazó.
-Deberías arreglar las cosas con ella.-Se alejó y lo miró.-Pero antes debes esperar a que ella deje de sentir eso por ti, porque si no le harás más daño.
Él asintió un par de veces.
-Bueno, y qué hay de lo de.-Miró de un lado a otro, presintiendo que alguien los estaba mirando.-Ya sabes.
-Tranquilo.-Ella puso la mano en su pecho.-Confía en mí.
-Es que no creo que todo ésto esté bien.
-Mientras no se lo cuentes a nadie no pasará nada. No se lo habrás contado a nadie ¿verdad?
-No.-Negó él con rotundidad.
-Entonces no hay problema.-Ella sonrió y lo besó.-Mantente tranquilo, nadie sospechará nada.

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Las calles de Londres a última hora y, aún más, con aquel frío, parecían sacadas de una mismísima película de miedo. Aún así a Heather aquello no le importaba demasiado. Se había decantado por un callejón sin gente ni coches para no tener que cruzarse con alguien conocido. En la mano derecha llevaba una pequeña bolsa con un par de alimentos que necesitaba, mientras en la otra, agarraba fuertemente las llaves de su casa. Seguía pensando en aquello que le dijo su madre días atrás: "Se rumorea que tú casi matas a Jonathan, pero saliste ilesa de la cárcel porque él estaba amenazado por ti". No sabía cómo aquello había salido a luz tanto tiempo después.
Parecía que habían pasado años, pero en realidad, ¿cuánto tiempo había pasado? ¿Tal vez once meses, tal vez diez? Y lo peor de todos es que sentía que todo el mundo la miraba. Y sí, siempre había querido ser el centro de atención, pero nunca de esa manera. Además de que su madre parecía asustada de ella, era como si la tratase
como una completa desconocida. Jonathan le había dicho varias veces que se olvidara de aquello, pero era imposible. Aquellos días sintió que su vida se estaba destrozando por completo. Se alejó de Harry y de todos sus amigos por su culpa. Se casó obligada y se fue de su lugar de nacimiento también por obligación. Y era verdad que en aquel año se había dado cuenta de que no era una mala persona, pero no lo quería ni estaba enamorada. Simplemente le tenía un aprecio, como si de una compañera de habitación de instituto se tratase, sólo que en vez de chica, chico.
Un ruido la sobresaltó, pero tras un par de contenedores que apenas se veían sus colores por la oscuridad de la noche, salió un pequeño gatito negro de ojos claros.


-¡Qué mono!-La joven se agachó y el pequeño minino se dejó acariciar.-Qué guapo eres, eh.-Lo cogió en brazos y miró si tenía algún collar, pero no había nada. Lo levantó un poco y miró de qué sexo era.-Vaya, eres un machote amiguito.-Lo volvió a abrazar contra su pecho y se dio cuenta de que estaba limpio y cuidado, además de que no había indicios de que le faltara la comida. Seguro que se habría perdido hace poco.-Te voy a llevar a casa y te daré de comer.-Como si la hubiera entendido, el gatito negro maulló un par de veces.-Y tengo que ponerte un nombre.-La chica se quedó pensativa.-Mmm, te pondré...¡¡Pichu!! Sí, cuando seas mayor entonces evolucionarás a Pikachu, y luego a Raichu.-La chica rió.-¿Te gusta Pichu entonces?-Le acarició la cabecita y éste ronroneó un par de veces.-Pues ya está, ya eres mío.-Lo abrazó con gran efusión, y con alegría siguió caminando.

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Niall y Claris llevaban horas caminando. Hablaban, hacían bromas e incluso reían.
-Ya mismo me voy a tener que ir a casa.-Dijo la chica con una mueca de tristeza.
-Es verdad, es tarde.-Asintió el joven.-Al final... ¿hacemos eso?
-Creo que es lo mejor.
Era la despedida definitiva para ambos. Se podía notar que estaban tristes, que no querían que aquello sucediera, pero era lo mejor. Las Navidades separados físicamente, pero seguirían hablando por skype, por whatsapp, por telegram, por twitter... En definitiva, seguirían en contacto, pero no se verían en un tiempo para que el padre de la chica no sospechara nada.
-Te voy a echar de menos.-Dijo ella.
-Yo también, pero sólo serán unos días. Cuando comiencen de nuevo las clases nos volveremos a ver.
-Lo sé.-A ella se le quebró la voz y se abrazó a él con fuerza.
El rubio intentó no llorar, no quería hacerla sufrir más. Le sonrió y le dio un beso en los labios. El último durante un tiempo.
-No ligues ¿eh?-Bromeó el joven.
Ella sonrió amargamente.
-Con la condición de que tú tampoco ligues.
-Eso está hecho.-La volvió a abrazar y sintió que la iba a echar mucho de menos.
-¿Te puedo pedir algo antes de que me vaya?-Preguntó ella separándose de él.
-Claro...-Respondió el cantante algo aturdido.-Lo que quieras.
-Dile a los chicos que los quiero mucho y que son muy importantes para mí.
-No te preocupes.
-Me voy ya Niall.
-Sí, yo también.
Se miraron una última vez. Claris fue la primera en girarse e irse, Niall, en cambio se quedó allí unos segundos observando cómo su figura se perdía en el horizonte. Suspiró al fin, dio media vuelta y caminó un poco; aún no quería volver a casa por lo que se sentó en un banco, metió las manos en su bolsillo medio de la sudadera y comenzó a mover, en un acto de nerviosismo, su pie izquierdo.

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Una chica pasaba por allí en ese momento, leía rápidamente los mensajes del nuevo grupo de whatsapp y se quejaba de lo mucho que hablaban sus compañeros. Resopló y volvió a meter su móvil en el bolsillo de su pantalón vaquero. Alzó sus ojos y se colocó bien su chaqueta azul marina tan bien arreglada. ¿Quién le habría insistido en ir a aquella fiesta? La respueta no tardó en llegar y murmuró el nombre de una de sus amigas para ella misma.
Una ráfaga de viento despeinó su cabello castaño y con la mano se lo quitó
inmediatamente de la cara con un gesto enfadado. Se fijó si su diadema seguía en su cabeza y volvió a suspirar. ¿Dónde estaría su amiga? Hacía quince minutos le había avisado de que le quedaba poco. Estaba cansada, debería haberse quedado en su casa bajo la manta viendo la peli de dibujitos que su hermano pequeño había alquilado, junto con unas palomitas o una buena pizza. Su pantalón vibró y la chica sacó de nuevo su móvil. Miró que su compañera de fiesta le había mandado un mensaje y se temió lo peor:
-"Al final no voy, mis padres me han castigado."
No había caritas sonrientes, y encima la frase había acabado en un punto final, ambas señales suponían que estaba enfadada.
-Ay.-Suspiró, volviendo a guardar su móvil en el bolsillo de su pantalón. Se cruzó de brazos y llegó a la conclusión de que había sido una pérdida de tiempo vestirse y arreglarse. Se dio la vuelta y entonces lo vio. Abrió muchísimo los ojos y soltó un pequeño gritito. Se tapó la boca con ambas manos.
-¡Es él!-Exclamó feliz.
Caminó un poco más rápido sin que le viera y pronto se dio cuenta de que parecía triste. Cuando estuvo a apenas un par de pasos cogió aire y, un poco nerviosa, comenzó a hablar.
-Hola.
Niall se giró, vio a la joven y la miró durante unos segundos...
-Te he reconocido al instante porque a parte de que fuimos juntos al cole soy directioner -Una dulce risita salió de sus labios.-¿Te acuerdas de mí?
-Claro.-El rubio se levantó al instante y sonrió.-Eres Raquella ¿verdad?
-¡Sí!-La joven saltó de ilusión.-Eres exactamente igual que de pequeño.
-¡Y tú!-Exclamó el chico.-Bueno, excepto en el pelo. Recuerdo que lo tenías muy cortito y siempre te encantaba llevar diademas, aunque veo que ésto último no ha cambiado.
La morena sonrió encantadoramente, cuando eran pequeños eran muy amigos.
-Estoy tan contenta de haberte encontrado.
-Y yo también, apenas veo a mis amigos de la infancia. Recuerdo cuando tú, Nina, Michael, Lisa, Jordi y yo lo pasábamos genial.
-Y que lo digas.
Ambos se sentaron en el banco y comenzaron a hablar de aquellos tiempos.
"Año 2003. El radiante sol de un verano cercano asomaba por la clase de cuarto de primaria, donde los alumnos esperaban ansiosos la llegada del recreo. La profesora Matilde explicaba mediante dibujos algo sobre las partes de la célula. Los que se encontraban en primera fila, intentaban prestar la máxima atención para no ser regañados, mientras los demás, y sobretodo los últimos de la clase, no hacían más que preguntar la hora y hacer pequeños dibujos en sus cuadernos.
Raquella mordisqueó el lápiz de color verde oscuro haciendo como si se enterara muy bien de lo que la profesora decía. Miró el libro que tenía bajo la mesa y al cual estaba muy enganchada, y siguió leyendo. No es que no quisiera prestar atención, es que ya se sabía a la perfección todo lo que la profesora estaba explicando y no le interesaba volver a escucharlo.
-¡Raquella!
La joven se asustó y cerró el libro a toda prisa guardándolo bajo la mesa. Miró de un lado a otro y vio la sonrisa juguetona de su amigo Niall. Era algo igual de bajito que ella, y ambos lideraban el grupo de los: "Mejores" con gran diferencia. ¿La razón? Inteligencia, carisma, diversión y gran cualidad física. Su rostro se relajó al segundo, al comprobar que la profesora seguía hablando sin problemas y no se había percatado de ellos.
-Me has asustado.-Se quejó en un susurro.-¿Qué quieres?
El pequeño se tapó la boca con la mano para aguantar una risita.
-¿Qué hora es?-Susurró bajito, mientras cerraba su cuaderno de Conocimiento del Medio.

La chica miró su pequeño reloj rojo que llevaba en la mano derecha y contestó.
-La hora. Quedan menos de tres...-El fuerte timbre la interrumpió. Sonrió alegremente y añadió.-...segundos.
-¡Bien!-Exclamó el chico.
Todas las miradas se pusieron en la profesora como si de cuchillos afilados se tratasen.
-Sí, pueden salir de clase.
La alegría se hizo presente en tan solo unos segundos. Todos los niños cogieron sus desayunos y salieron de la clase, quedando así sólo seis amigos rezagados.
Aquel grupo de "Los Mejores" (nombre que se había elegido por votación entre los miembros) de seis componentes de cuarto de primaria, salieron de la clase charlando y riendo como siempre.
El campo de fútbol estaba repleto, al igual que las canchas de baloncesto. Además, había niños jungando a la comba en una esquina del patio e incluso algunos hablando bajo la copa de un árbol simplemente.
Caminaron hacia el fondo del patio, y tras pasar por debajo de una valla metálica, encontraron una esquinita con un pequeño hueco, que hacía poco habían encontrado jugando al escondite. Se fueron metiendo uno a uno y siguieron caminando, ahora por un camino de alvero muy liso y luego por un verde césped mullido.
Raquella, un par de pasos detrás de sus compañeros, tomaba por la pajita aquel zumo que había traído para desayunar mientras charlaba con Niall del hallazgo de aquel impresionante lugar.
Mientras, entre Jordi y Nina, abrieron aquella puerta verde que daba paso a una pequeña despensa. Una gran nube de polvo se hizo inmediatamente en la zona. Algunos tosieron un par de veces y miraron aquella pequeña habitación.
Michael fue el primero en entrar, deslizó su mano por aquella pared rugosa y encendió la luz.
Raquella entró la segunda, dejó el zumo en una mesa de madera para así subirse a una silla y coger un pequeño aparatito que había en la pequeña repisa.
-¿Traes las pilas Lisa?-Preguntó mirando el aparato.
La aludida asintió un par de veces, sacando un par de pilas de su vestidito vaquero. Era bajita y muy delgadita, además de simpática y tímida. Tenía una mente prodigiosa, y además, era caracterizada por unas enormes gafas rojas que cubrían sus ojos marrones. Era la mejor amiga de Raquella.
-Perfecto.-La morena se bajó de un salto de la silla y le dio un fuerte abrazo. Ambas se miraron y soltaron una risita.
-¡Vamos a ponerlo!-Exclamó Jordi alzando el brazo con fuerza.
Todos se contagiaron de su alegría y, sentándose en corro bajo aquel sol mañanero, colocaron ambas pilas en el interior de aquel pequeño aparato electrónico. Fueron moviendo aquella pequeña ruedecita hasta que oyeron un par de interconferencias y luego la voz de un hombre bajo una dulce y bonita melodía.
-¡Funciona!-Exclamó Nina, con voz alegre.
Los seis amigos se levantaron y se dieron la mano, comenzando a bailar al ritmo de la canción. Niall además la cantaba con alegría."
-Cuántos recuerdos.-Suspiró la chica con melancolía.-¿Y cómo te van las cosas ahora?
-Bien...-Suspiró el joven.-No me puedo quejar.
-Se te veía triste, ¿estás bien?-Preguntó. No quería meterse en su vida simplemente le preocupaba su mejor amigo de la infancia.
-En realidad no mucho, pero se va a hacer tarde, ¿quieres venir a cenar a casa y te lo cuento? Iba a cenar en casa de Louis, puedes apuntarte, no creo que les importe.
-¿Estarán los cinco?-La joven abrió mucho los ojos y soltó una risita, eufórica.
-Sí.-Rió el irlandés, contento de la idea. Era una chica muy simpática y siempre le
había caído muy bien.
-¡Claro que me apunto!-Se levantó con alegría.
-¿Tienes que avisar a tu madre?
-No, no hace falta, iba a ir a una fiesta pero a mi amiga le han castigado.
-¡Ah ya! Por eso venías tan arreglada, ¿no?
-Sí.-Asintió.
-Pues venga vamos.

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Abie se conectó al messenger, aunque hacía tiempo que no lo hacía. Bajo las sábanas de su dormitorio en penunmbra, con la única luz del portátil, se fijó en todos los contactos. No estaba su amigo Evans, pero sí que estaba Liam. Sonrió, ya le quedaban menos Adventures Warriors que encontrarse, aunque al día siguiente vería a otro de ellos, o a dos.
Abrió una ventanita y le escribió:
-Hola.-Añadió un emoticono sonriente, como siempre.
-Hola, me has cogido justo, me iba a ir ya.
La joven hizo una mueca.
-No pasa nada, hablamos otro día.
-No no tranquila, tengo tiempo.-De nuevo otro emoticono, éste sacando la lengua.
Abie sonrió.
-Perfecto, así hablamos más.
Liam, en su cuarto, también sonrió y, en un acto de valentía, le pidió seguir hablando por la cam.
La rubia aceptó y, cuando salió su amigo en la pantalla saludó.
-Me encanta tu camiseta.-Escribió, pues ninguno tenía micro para hablar.
El cantante la miró fugazmente y sonrió, era la camiseta de un pijama rojo, con dos muñecos de nieve.
-Va genial con la época navideña.
Ella soltó una risita.
-Bueno...-Liam se puso serio de repente.-Quería hablar contigo sobre una cosa.
Abie asintió un par de veces.
-Dime.-Escribió rápidamente.
-¿Qué sientes por mí?
La pregunta la cogió desprevenida. Se fijó en el rostro de su amigo y sus ojos conectaron unos segundos. Fue ella la primera en apartar la mirada.
-Somos amigos, ¿qué crees que voy a sentir?-Dio como respuesta.
-¿No sientes lo mismo que en París?
La rubia cerró los ojos un momento y recordó aquel viaje tan especial, ¿sentía lo mismo de Liam que cuando se fue a aquel viaje?
-No lo creo.-Escribió tras volver a abrir los ojos.-Ni tú tampoco, tienes novia.
-Y es lo que me duele, que no estoy enamorado de ella, porque hay cosas que no se pueden controlar.
Abie leyó la última frase con lentitud. Porque hay cosas que no se pueden controlar.
-¿Estás enamorado de mí?
-Tampoco, pero me gustas, no tanto como en París, pero es algo similar.
La rubia miró a su amigo. ¿Le gustaba? En verdad no lo creía, porque Evans estaba ahí... Evans, Liam, Evans, Liam. "¡Te gustan los dos!"-Decía una voz en su cabeza. "No me gustan los dos..."-Intentaba negar ella. "Entonces, ¿a quién eliges?". Dejó de hacerle caso a la vocecita de su subsconciente y volió a escribir de nuevo.
-Yo tampoco estoy enamorada, pero también me pasa lo mismo que a ti respecto a lo de París.
-¿Qué te parece si quedamos un día en Navidad?
-¿Como si fuera una cita?
-Sí, pero cómo antes, cómo amigos, cómo los dos tímidos que hablaban de libros.
Ella sonrió, recordaba perfectamente aquello.
-Está bien, cuando quieras.
Él la miró y ambos volvieron a sonreír. Tal vez era el momento de que empezaran algo juntos, estaban dejando a un lado la timidez, esa misma que tiempo atrás los había eclipsado y no había dejado que se expresaran y se transmitieran aquellos sentimientos en común que ambos habían tenido. Pero también había terceras personas, como Perrie y Evans, y, como bien decía Liam, hay sentimientos que no se pueden controlar.

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-Entonces te llamas Raquella, ¿no?-Preguntó Harry por séptima vez en la cena.
Los demás resoplaron, pero la chica asintió un par de veces, contenta.
-Sí, así es.-Respondió con voz aguda y nerviosa.
El joven se acercó al oído de Zayn y susurró:
-Es muy guapa, ¿eh?
Todos escucharon el comentario pues la mesa se encontraba en silencio. La chica soltó una risita y él joven sonrió encantadoramente.
-Creo que se me ha escuchado.
-No digas eso hombre.-Ironizó Louis rodando los ojos.
Harry lo fulminó con una mirada asesina. Si las miradas matasen...
-Oye, ¿tienes hermanos?-Volvió a preguntar Harry, olvidándose de su amigo.
-Sí-Afirmó la chica.
-Yo recuerdo a tu hermana mayor.-Dijo Niall de repente.-¿Cómo se llamaba?
-Emi.-Respondió la chica soltando una risita.-Y también tengo a un hermano más pequeño, que se llama Aaron y además le gusta mucho vuestras canciones.
-Entonces tu hermano me gusta.-Louis soltó una risita.
-Además siempre veo Hora Aventuras con él.-Añadió la chica.
-¡Nosotros también vemos Hora de Aventuras!-Gritó Zayn.-¡FLINN Y JAKE SON LA LECHE!
-¿En serio?-Raquella abrió muchos los ojos, sorprendida.-¡A mí me encanta Jake y Marceline! ¿Y a quién no le gusta Flinn? Es súper chachi.
-Creo que acabas de pasar a nuestra lista de chicas más molonas de la tierra. ¡Simpática y amante de Hora de Aventuras!-Bramó Liam con voz alegre.
-¡Encima directioner! ¡Qué amor!-Zayn, que estaba a su lado, la abrazó súper fuerte.
-¡Que la ahogas!-Exclamó Niall.
-Ay lo siento.-La soltó inmediatamente y la miró.-¿Estás bien?
-Sí.-Rió ella, feliz.
Los demás también rieron y siguieron hablando durante un largo rato.

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Kesha recogía los platos de la cena mientras pensaba en el día siguiente. Por la noche sería la gran actuación con sus amigos y mucha gente la vería cantar.
-¡Ay!-Un vaso se le había resbalado de las manos y había chocado contra el suelo. Un pequeño cristalito se le había clavado, desafortunadamente, en la pierna.
Cogió el recogedor y la escoba y comenzó a barrer los cristalitos que se habían esparcido por la cocina.
Richard entró en la habitación.
-¿Estás bien?-Preguntó.
-Sí sí, sólo ha sido un vaso.-Respondió con una sonrisa.
-Pero Kesha, la pierna.-Aquel pequeño e indefenso corte había provacado grandes hilos de sangre que corrían por la pierna de la chica.
-Siéntate en el salón y espérame que te voy a curar la herida.
La chica asintió un par de veces y se sentó en el sillón de su padre. Estiró la pierna en el aire y esperó un par de segundos.
Richard entró en el salón, le cogió la pierna y le limpió toda la sangre que tenía. Miró el cristalito clavado.
-Voy a tener que sacarlo.
La pelirroja se mordió el labio inferior con nerviosismo.
-¿Me va a doler?
-Un poquito.
-¡Me va a doler!-Exclamó tapándose la cara con las manos.
-No seas quejica anda.-Con suma delicadeza sacó el pequeño cristalito incrustado en la pierna de su primogénita y le limpió la herida, desinfectándola. La vendó y sonrió.-Ya está. Como nueva.
-Menos mal.-Se quitó las manos del rostro y suspiró, feliz.
-A quién se le ocurre ir con pantalones cortos en pleno invierno.
-Es que los pantalones cortos de pijama son más cómodos para dormir.
-No tienes remedio.
-Lo sé.-Rió la joven.-Bueno, me voy a dormir papá, hasta mañana.-Depositó un besito en la mejilla de su padre y salió del salón. Subió a su cuarto, y, tras preparar la maleta, miró su móvil. Tenía un mensaje de un número oculto.
-"Bryan el primero, tú la siguiente. ¿No lo recuerdas? ¡Mejores amigos para siempre! Sí, el post-it azul sigue dentro del cajón."
La chica se sorprendió muchísimo al leer aquello. Se acercó a la mesita de noche y
abrió el tercer cajón. Bajo un par de libros, encontró aquel post-it azul escrito tres años atrás. "Mejores amigos para siempre" Se leía en tinta azul. Esa nota que sólo ella y el mísmisimo Bryan sabía... ¿Quién se habría enterado después de tanto tiempo?
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¡¡Chicas!! Ya tengo el capítulo 63 ^^
Ya sale una de las chicas, y es Raquella!! Clau tranquila, saldrás pronto tú también ;)
Espero que os guste!
Besitoos :)

Capítulo 62: Hay cosas que no se olvidan...


Los días pasaban para todos, casi siete días en lo que los exámenes los agobiaban y los problemas personales cada vez iban a peor. Solo quedaban dos días para Navidad y las vacaciones no iban a empezar como ellos hubiesen querido.
Claris se pasaba las horas en clase sola, desolada y sin saber muy bien el por qué había que tenido que llegar a aquella solución. No hablaba con ninguno de sus amigos, excepto Perrie y Jade, las cuales le intentaban apoyar. Sobretodo Perrie, la cual siempre le hacía reír con alguna que otra broma y con su gran sonrisa. Pero ya ni Aida, y mucho menos los chicos, le dirigían apenas la palabra, aunque ese día había quedado con Niall para intentar solucionar las cosas. Porque lo quería, porque debíea explicarle lo que pasaba y porque ambos estaban distanciándose, cosa que no iba a a ser ningún beneficio para ambos.
Aida, en su caso, hablaba todos los días con aquel joven rubio llamado William. Ese joven particular de sonrisa traviesa y que le hacía enojar de vez en cuando, aunque la verdad es que resultaba ser muy divertido cuando se lo proponía. Pero también echaba de menos a su amiga, y es que en ese momento necesitaba a alguien que la animase en aquellos días tan tristes llenos de exámenes llevándola a un centro comercial o pasando una tarde riendo y hablando sobre las nuevas novedades de clase. Pero de todas maneras no podía hacer nada por ahora, su amiga la había fallado y eso no se lo perdonaría tan facilmente.
Para los chicos las cosas tampoco iban de lo mejor. Louis seguía sin hablar con Jade ni arreglar las cosas y ambos se estaban distanciando cada vez más, ella por un amigo suyo de la guardería, y él por Daisy, por el bebé y por la banda. Zayn seguía nervioso, bebía mucho por las noches y cada vez iba más a aquel pub londinense para ver a aquella chica de la que se había enamorado. Harry podía decirse que era el que mejor lo estaba pasando en ese instante, además las cosas entre Alba y él parecían estar arreglándose, hablaban mucho en los recreos y cambios de clase, aunque el chico aún veía que ella le guardaba algo, una cosa que tal vez rompiese su amistad. Liam tampoco iba tan mal, aunque volvía a sentir cosas que hacía tiempo que no sentía por otra persona... y Niall... él simplemente lo estaba pasando fatal, primero porque entre él y Lidia las cosas no solo no habían mejorado, sino que incluso en algunas clases que le habían puesto juntos los profesores pues pensaban que seguían siendo amigos, habían tenido algunas rencillas y malentendidos que le habían llevado a la discusión, y no solo eso, lo de Claris le había afectado mucho, y casi volvía a recaer como con lo de Kesha. Aunque aún la quería y quería arreglar las cosas con la joven, que aún seguía siendo su novia.
-Chicos.-El rubio se levantó del sofá, tras comprobar la hora de su móvil. Eran las cinco menos cuarto de la tarde.-Salgo ya.
-¿Crees que es buena idea?-Preguntó Louis, sentado a su lado.
-No lo sé, pero quiero saber la verdad y que pase lo que tenga que pasar
-¿Cortarás con ella?-Preguntó Harry que ordenaba los apuntes que iba a necesitar para estudiar.
-No sé.-Respondió con un gran nudo en la garganta, pero tragó saliva y respiró profundamente. Se había prometido no llorar, pasase lo que pasase.-Bueno, me voy. Adiós chicos.
Salió de allí y en unos minutos ya estaba en el lugar de encuentro. Una pequeña placita al lado de la casa de la chica. Se sentó en un banquito y esperó pacientemente, con sus manos en los bolsillos de su sudadera verde.
Claris llegó pronto. Iba muy guapa. Con su pelo suelto moviéndose al compás del viento. Tenía puesto unos pantalones vaqueros, unas botitas y una blanca, además de una bufanda oscura. No sonreía, como era costumbre, sino que tenía el semblante serio y algo cabizbajo.

Niall se levantó y esperó a que la joven llegase hacia allí.
-Hola.-Saludó con un poco de nerviosismo.
-Hola.-Respondió ella.
Se quedaron en silencio unos segundos.
-¿Qué tal si damos un paseo y vas diciendo lo que tengas que decir?
La morena asintió y ambos comenzaron a caminar.
-Mi padre me pidió que os espiara.-Dijo la joven, de repente.-Yo era, y sigo siendo directioner, y me entusiasmaba la idea de conoceros. Él me prometió que si descubría vuestras cualidades y lo que hacíais, pronto os haríais amigos míos, pero la casualidad de que Aida era la prima de Harry hizo que os conociera antes. Por eso no quiere hablarme, porque piensa que me hice su amiga solo para acercarme a vosotros.
-Pero ¿para qué quería tu padre eso?-Preguntó Niall quien no entendía nada.
-No lo sé.-Se encogió de hombros.-Ahora sé que no era para algo precisamente bueno porque no es una persona de fíar, pero en su momento pensé que era algo relacionado con el trabajo o algo así. Además tampoco presté atención porque sois mis ídolos. Simplemente me emocioné y lo hice como si nunca os fuera a conocer, ¡había cientos de chicas en el instiuto! ¿Por qué precisamente os íbais a fijar en mí? Pero lo hicísteis. Además, Aida es una compañera mía desde siempre, pero no se convirtió en una amiga de verdad hasta que no empezamos a salir todas las semanas y casi todos los días. ¿Y sabes cuándo ocurrió eso?
-Cuando nosotros llegamos.-Respondió Niall, empezando a comprender.
-Exacto. Además en ese momento también comencé a unirme a Jade y Perrie, y las cuatro nos hicimos muy amigas, inseparables, más bien. Y comenzamos a hacer un grupo, los nueve, juntos.
-¿Y qué hay de lo nuestro? Lo que dijo tu padre de que nuestra relación era una gran mentira.
Claris suspiró.
-Cuando comencé a salir contigo no tardé de difundirlo a mis padres, pues estaba muy contenta. Pero mi padre no estaba demasiado feliz y me amenazó, obligándome a salir con un chico que era el hijo de uno de sus compañeros de trabajo.
-¿Y saliste con él?-Preguntó el rubio, incrédulo.
-Sí. Durante un mes entero. Mi padre me obligaba a ir todos los días a cenar a su casa. Siempre se mostraba muy cariñoso y encantador, pero yo lo pasaba fatal. Me callé durante unos días por miedo a mi padre, pero al final le dije la verdad y entonces me ayudó e hizo que estaba enfermo durante el tiempo suficiente para que mi padre se olvidase de él.
-Vaya...-Murmuró el joven.
-Esa es toda la verdad. Sé que no debí dejar influerciarme por mi padre, pero ponte en mi lugar, es mi padre y le quería. Y lo del chico ya me pareció super extraño, además lo pasé muy mal, suerte que el joven tampoco estaba interesado en mí.
-¿Alguna vez os besásteis?-Niall la miró durante unos segundos.
-No.-Afirmó ella devolviéndole la mirada.
Ojos azules contra ojos azules, ambos bonitos y brillantes, pero diferentes.
-¿Y qué vamos a hacer ahora?-Volvió a preguntar él.
-Tenemos que dejar de vernos por un tiempo. Mi padre es capaz de todo con tal de no
verte junto a mi.
-¿Y si te vienes conmigo? Podríamos vivir los dos juntos y así él no te molestaría.
Ella mostró una sonrisa amarga.
-No es buena idea. Lo descubriría pronto y te denunciaría, montando un embrollo imaginario.
-Eres mayor de edad, mientras digas que estas conmigo por voluntad propia no va a pasar nada.
-No es tan fácil, tiene dinero y gente muy importante y mala a su alrededor. No saldría bien.
Niall se paró de pronto.
-Lo que no saldría bien es que te quedaras en tu casa con ese hombre mientras yo estoy en la mía tan tranquilo sin hacer nada. Te creo, y sé que todo lo que has dicho es cierto, por eso debes alejarte de él. Es malo Claris, y no te va a aportar ningún beneficio.
-¿Y mi madre? Ella se queda sola soportándole, ¿no? Siempre ha dado la cara por mi hermana y por mí, siempre nos ha defendido de él sin que nos diéramos cuenta. Y cómo se lo pagamos nosotras, ¿yéndonos y dejándola sola?
-Pues no sé otra solución.
-Sí la hay, pero no quieres aceptarla.
-Que nosotros nos alejemos, ¿no? Nuestra relación se rompería.
-Sólo serían unas semanas, lo suficiente para que mi padre dejase de sospechar.
El rubio miró de un lado a otro, intentando asimilar todo.
-¿Y las Navidades? ¿Y el día que cumplamos un año juntos? Queda poco para todo eso y habíamos hecho planes, juntos.
-No se podrán hacer.
-Te da igual de todo, piensas que solo hay una solución y que esta no nos beneficia a ninguno. ¡Te estás mostrando impasible!-Exclamó el joven.
-¡Me estoy mostrando realista!-Respondió ella en el mismo tono.
Él negó un par de veces con la cabeza.
-Pensaba que dirías algo diferente, que lucharías porque estuviésemos juntos como yo lo estoy haciendo.
-Me gustaría que siguiéramos juntos pero lo que no se puede, no se puede. Y si no aceptas estar unas semanas separados habrá que recurrir a la segunda opción, a la más drástica.
El rubio se fijo en su mirada, acostumbrada a verla con ese brillo especial, ese día sus encantadores ojos azules eran fríos y gélidos.
-¿Te refieres a cortar?
Ella no contestó, seguía impasible, caminando, pero agachó la cabeza. Niall miró a otro lado y resopló, sabiendo que había acertado. En cambio, Claris, había agachado su mirada porque tenía ganas de llorar, y es que no quería creer que se estaba comportando de ese modo, todo por su padre, que la había amenazado con borrar a Niall de la faz de la tierra para siempre como no cortase y dejase de verlo.
-Pues eso haremos.-Esas palabras que nunca creyó que iba a oír por parte de él. Alzó la vista, y por un momento no pudo aguantar el llanto. Varias lágrimas recorrieron sus
mejillas, sonrosadas por el frío. Se las quitó rápidamente con su rebeca y tragó saliva
para que desapareciese ese estúpido nudo en la garganta que no la dejaba hablar.
Niall se extrañó. Primero le insinuaba que tenían que cortar, y cuando aceptaba la propuesta por el bien de ambos, comenzaba a llorar. Sabía que había algo raro en todo eso, pero en ese momento sería imposible averiguarlo.
-Bien.-Afirmó ella, parándose de repente.
-Claris.-El joven pasó sus manos por su espalda y la abrazó. Ella simplemente se dejó hacer. Cerró los ojos y respiró su aroma. Entonces, casi sin quererlo y volviendo a romper su promesa por segunda vez, comenzó a llorar.

                                                              ~~~~~~~~~~

-Liam.-Harry llamó a la puerta del dormitorio de su amigo y la abrió.
El llamado se giró desde la silla de su escritorio y le sonrió.
-¿Qué quieres?
-Verás...-El más pequeño se sentó en la cama y suspiró.-Quiero que me des unos consejos o algo para concentrarme, es que me distraigo con todo y no puedo estudiar. Además es Historia, un coñazo, vamos.
-Pues, no sé.-Liam hizo una mueca en sus labios y se quedó pensativo.-Si quieres llama a alguien para que estudie contigo. Tal vez si sois dos no te distraes tanto y aprendes más.
-¡Buena idea!-Exclamó el joven.-Gracias Li.

Fue a salir cuando se dio cuenta de algo.
-Oye, estás muy serio ultimamente, ¿te pasa algo?
-No, no te preocupes, simplemente estoy un poco agobiado, nada más.-Respondió con una sonrisa cerrada en su rostro.
-¿Seguro que es eso?
-Sí sí.
-Vale.-Harry se encogió de hombros no demasiado convencido, pero lo dejó pasar.-Adiós.
Salió de allí y fue a su cuarto. Se sentó en la cama y cogió su móvil entre sus manos. Se metió en whatsapp y miró si ella estaba conectada. Ese "En linea" le hizo comprobar que estaba en lo cierto.
-Hola.-Escribió a toda prisa.
-Hola Harry.-La respuesta no tardó en llegar.
-¿Te apetece venir a mi casa a estudiar Historia? Es que no me entra nada y mañana es el examen.
Esperó unos segundos.
-Claro. Voy para allá. ¿Estás en casa de Louis?
-Sí, aquí estoy.-Y una carita sonriente a su lado.
-Perfecto. Nos vemos en diez minutos.
-Muchas gracias Alba, me has salvado.
La joven mandó un lacasito amarillo sonriente y se desconectó, y tal y como había dicho, en apenas un cuarto de hora ya estaba allí. Harry corrió a abrirle la puerta.
-Pasa, pasa. Vamos a mi cuarto.
Ella llevaba una sudadera y unos leggins vaqueros. Como zapatos, sus converse y a
su espalda, su maleta roja.
Entraron en el cuarto del chico, el cual había preparado un zumo de naranja para cada uno y una bolsita de galletas oreo para los dos.

-Muchas gracias por la merienda.-Sonrió la joven, sentándose en la cama con delicadeza.
-No hay de qué, sabía que necesitaríamos energía.
Alba soltó una risita y sacó de su maleta los apuntes de Historia.
-Bueno, ¿por dónde quieres que empecemos?
-¿Qué tal por el principio?
Ella lo miró y rodó los ojos.
-Me refiero a lo que peor se te da.
-¡Ah! Pues todo.-Harry se encogió de hombros y sonrió de forma encantadora.
-Entonces lo diré de otro modo, ¿qué te falta por estudiar?
-No he estudiado nada.
La chica abrió mucho los ojos, atónita.
-¡Pero Harry!-Exclamó.-Son dos temas, no vas a poder aprendértelo en un día.
-¿Dos temas?-Se alarmó el chico abriendo su carpeta y revisando todos los folios. Pronto se rindió y los dejó en sus rodillas.-Báh, da igual. Ya sé que voy a suspender, así que no pasa nada.
Ella resopló.
-Anda, empecemos, a ver si por lo menos te quedas con los conceptos más importantes.
-No Alba, déjalo, te he hecho venir para nada y lo siento, pero no voy a aprobar por arte de magia, estudiando dos temas el día antes.
-Venga, no seas negativo, tampoco es que yo empezara a estudiar hace mucho y se me hizo rápido. Además ya has hecho los resúmenes ¿no?
-Sí.
-¿Y has copiado los apuntes a limpio?
-También.
-¿Ves? Entonces ya algo has estudiado mientras ibas haciendo los resúmenes y luego lo pasaste y seguro que se te han quedado cosas importantes.
-Bueno...-El joven resopló.
-Venga, no desesperes, vamos a comenzar con los conceptos mínimos.
Harry asintió y se sentó a su lado mientras iba repasando las palabras que la joven tenía subrayadas en sus apuntes. Iban a pasar una tarde muy larga.

                                                              ~~~~~~~~~~

Perrie se quejó por enesima vez en aquella tarde. Al día siguiente tendría dos exámenes, uno de ciencias contemporáneas y otro de francés.
Éste último lo llevaba peor, y es que no se podía permitir el lujo de suspender. Comenzó a decir todas aquellas palabras que debía saberse y a escribirla en su
cuaderno. Miró cuántas había acertado. Treinta y tres de cuarenta. Volvió a resoplar y
cerró el cuaderno. Necesitaba un descanso.
Se levantó de la silla y se tumbó en la cama, le dolía mucho la espalda y eso que solo llevaba algo menos de hora y media estudiando, pero la semana había sido dura llena de exámenes y las horas que había cogido de su horario normal para dormir habían contribuido a su malestar.
Tenía mucho sueño. Casi sin querer cerró los ojos, su cama estaba muy blandita y tenía unas tremendas ganas de dormir, lo necesitaba...
-¡Perrie!-La voz de su madre la sobresaltó.-¡Perrie o contestas o subo!
La joven abrió mucho los ojos.
-¿Qué pasa mamá?-Dijo aún con voz adormilada.
-¿Estás bien hija?
-Sí, simplemente estoy cansada.-La morena salió de su cuarto y se asomó por las escalera viendo a su madre en la planta baja.
-Hija, te he llamado unas cuantas veces, ¿qué hacías?
-Estudiar, qué voy a hacer.-Mintió la joven. No iba a decirle que se había quedado dormida.
-Tu movil, está aquí abajo y ha sonado varias veces. Creo que es Liam.
-Ya, no voy a cogerlo. Ponlo en silencio.
-¿Estáis enfadados?
-No, simplemente no quiero distraerme más. Voy a seguir estudiando.
-Vale.-La respuesta de Perrie no la había llegado a convencer, pero tampoco quería meterse en sus asuntos.-Baja luego a por algo de comer, necesitarás reponer fuerzas.
-Descuida, luego voy.-La joven corrió a su cuarto y se sentó en su silla. ¿Por qué no quería hablar con él? En verdad lo sabía, y es que esos días apenas habían quedado y cuando lo hacían todo era monótomo y serio. No era la misma compañía que tenían antes. Y aunque le doliera no podía hacer nada, era él el culpable de que ella hubiera llegado y hubiese entrado en su vida de nuevo.

                                                           ~~~~~~~~~~

Jade caminaba alegre por la calle, un buen café le vendría de maravilla.
Se acercó a la primera cafetería que había en aquella calle y se acercó al mostrador. Pidió un café con leche y esperó a que se lo pusieran.

Entretanto, una pareja había entrado en la estancia y se habían sentado en una mesa cerca de donde iba a ponerse la chica.
La morena cogió su café alegremente tras haberlo pagado y se giró.
Entonces lo vio, estaba con ella, estaban juntos y en ese momento se besaban, delante de sus ojos. Corrió hacia la mesa más lejana, cerca de un ventanal y se sentó allí. Virtió el azúcar y lo removió con la cucharilla mientras miraba atónita la escena. Seguían, juntos acaramelados y felices, muy felices. Se tomó de un trago la mitad del café, que aún estaba demasiado caliente.
Volvió a mirarlos. Pero esta vez él también la vio a ella. Sus ojos conectaron unas décimas de segundas. Ella apartó la vista primero, se levantó y salió de allí mientras
lágrimas saladas y llenas de dolor salían de sus ojos oscuros. No es que le doliese ver
a Roy besándose con aquella joven, pues no estaba enamorada de su amigo, pero por
unos días se había olvidado de Louis y se sentía menos ignorada y rechazada. Lo bueno le había durado poco...

                                                          ~~~~~~~~~~

-Harry te traigo algo.-Louis entró en la habitación con una buena ración de galletitas saladas para animar a su amigo.-¡Ey Alba!
La joven se levantó apresuradamente y se abalanzó hacia Louis, dándole un enorme abrazo.
-¡Louis!-Exclamó, comenzando a hablar atropelladamente.-¡Qué guapo estás! Te sienta genial el rojo, ¿te lo he dicho alguna vez?
-No, pero muchas gracias.-Respondió el joven con una enorme sonrisa. En esos días ambos se habían hecho muy amigos.

-Estábamos estudiando.-Harry entró en la conversación por primera vez y no muy amablemente.
-Sólo venía a traerte unas galletitas saladas, pensaba que estarías solo.
-No, Alba se ha mostrado muy simpática ayudándome. Y ahora, si no te importa, debemos seguir estudiando.
Ni siquiera sabía bien el por qué estaba siendo tan seco con su amigo, él solo venía a a animarlo.
-Harry no seas así.-Le interrumpió la chica.-Venga Louis, vamos a dar un paseo y despejarnos un rato, llevamos cerca de dos horas estudiando y se sabe el primer tema a la perfección.
-Sólo los conceptos básicos.-Gruñó Harry.
-Pues quédate aquí, yo me voy un rato con Louis, ¿verdad?-Miró a su amigo con los ojos brillantes de alegría, no se le podía decir que no.
-Está bien.-Respondió asintiendo con la cabeza.-Pero solo un cuarto de hora o veinte minutos como máximo, tengo mucho que estudiar aún.
-¡Genial! Nos llevamos las galletitas y así comemos algo.
-Me parece buena idea.
-¿Vienes Harry?-Alba miró a su amigo y entonces éste se dio cuenta de algo.
-Sí, pero ayúdame a recoger esto antes.
-Vale. Louis, espéranos abajo.
-Está bien, no tardéis mucho.-Respondió el moreno saliendo de la habitación.
Alba y Harry se quedaron ordenando los materiales que habían utilizado para estudiar.
-Te gusta Louis, ¿verdad?
La joven alzó su vista a su amigo.
-No.-Negó con rotundidad.-Me cae muy bien y tenemos mucho en común, pero ya está.
-Alba no tienes por qué mentirme, sé guardar un secreto.
-Es que no me gusta. Simplemente es... es mi mejor amigo.
Ambos se miraron unos segundos, pero Harry apartó rápidamente la mirada.
-No te creo. Se ve que te gusta, se nota en tu alegría y en la forma con la que hablas
con él. Lo que pasa es que tiene novia, ¿no? Y sabes que va a tener un hijo y por eso no quieres meterte en sus asuntos, pero te gusta.
-Es un amor imposible y no debería gustarme.-Se resignó la chica.
-Nada es imposible Alba. Eres muy guapa y tienes una gran personalidad. Él podría enamorarse algún día de ti.
-No lo hará.-Murmuró ella con voz amarga y triste.-Porque también tiene a Jade y si algún día deja de querer a Daisy, Jade estará ahí.
-O tal vez no.
-No insistas Harry, se ve que él no me quiere como algo más que una amiga. Y tengo que aceptarlo, solo soy una amiga para él.
El joven suspiró, el amor correspondido no era una cosa demasiado agradable. Tendría que estar pasándolo mal.
-Bueno, siempre me tienes a mí.-Bromeó el cantante.-Al fin y al cabo todas me adoran.
-Lo tendré en cuenta.-Ella rodó los ojos mientras sonreía y ambos salieron de la habitación.

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Kesha seguía estudiando para el examen que tenía el día siguiente. Por suerte ya no había recibido ningún mensaje más en número anónimo amenazándola.
Sólo quedaban un par de días para Navidad y uno sólo para la actuación que tendría en el insti. Estaba nerviosa, y en ese momento no se concentraba demasiado.
Movía el lápiz arriba y abajo, con gran velocidad, mientras intentaba concentrarse en aquellos extraños problemas que no parecían tener ni pies ni cabeza. Aún así, los entendía y sabría plantearlos, lo malo sería resolverlo sin cometer ningún fallo, pues apenas tendría tiempo de repasarlos antes de entregar el examen.
Volvió a resoplar y miró el reloj, ya quedaba poco para el ensayo... Y ese día tendría que cantar la canción...

                                                           ~~~~~~~~~~~

Liam se rindió a la cuarta llamada. Perrie no se lo iba a coger, eso lo tenía claro, y le molestaba, mucho además, seguro que estaría enfadada con él...
Resopló y se levantó, dando vueltas por la habitación con el móvil en la mano. ¿La llamaba? Tenía ganas de oír su voz, esa melodiosa y dulce voz seguro que le tranquilizaba. Hacía unos días que se habían visto, y es que cuando Louis le contó que la había visto en un Starbucks, decidió llamarla para ver cómo estaba. La encontró preciosa, de rubia, muy rubia, pero igual de dulce y guapa como siempre. Ambos recordaron el pasado y hablaron sobre lo que hacían en ese momento. Fue ahí cuando se dio cuenta de que en realidad la había echado de menos y de que aún quedaba algo que le decía que esa chica era la elegida, la que podría compartir con él
una bonita historia de amor. Su corazón en ese momento estaba dividido en dos, y
aunque le doliese, tenía que decidirse. Pero quería hacer las cosas bien y no debía
precipitarse. Primero porque Perrie era muy importante para él, y segundo porque no sabía si Abie sentía lo mismo.

Dejó el móvil en la cama y decidió no llamarla por el simple hecho de que en ese momento se sentía culpable. Se estaba dejando llevar por su corazón en vez de dejarse llevar, como casi siempre hacía, por lo que su subsconciente le decía. No estaba haciendo las cosas bien, jugaba a dos bandas con dos chicas a las que quería de verdad y realmente ambas le habían hecho feliz. No podía seguir así. Se tumbó boca arriba en la cama e imaginó a ambas. Debía mirar los pros y los contras de cada una, tal vez así descubría sus sentimientos.
-La sonrisa de Perrie es muy bonita.-Se dijo.-Pero la de Abie también lo es, así que, punto para ambas. Perrie es mi novia y la tengo que querer más, ¿no?-De nueva las dudas le invadieron. No le gustaba sentirse así, tan indeciso e inseguro de sus sentimientos. Se tapó la cara con las manos y resopló. Se volvió a levantar de la cama y entonces se le ocurrió algo. Cogió el móvil y abrió la agenda de contactos. Ella estaba en primer lugar. Solo sería un toque con el dedo y la llamada comenzaría, pero...
No lo hizo. Salió rápidamente y apagó el móvil de nuevo. Lo tiró a la cama y salió del cuarto.
Antes de realizar su plan debía hablar con Perrie, sincerarse y expresar lo que deseaba hacer, y es que no podía seguir así, porque si de verdad quería a Abie entonces eso supondría el final de su relación. El final de tantos meses juntos. El fin de sus sentimientos confusos. Y sobretodo, el comienzo de algo que tanto deseaba hace tiempo, desde esos días en Francia en los que ambos se dieron su primer beso, aquella noche que ambos se quedaron hasta tan tarde paseando por París y ocultando su amor bajo las luces de las estrellas y algunas farolas que iluminaban el camino.

                                                              ~~~~~~~~~~~

-Aida.-La joven miró de nuevo al chico que tenía al frente.-Te estabas quedando dormida.
Él soltó una risita divertida y la chica se tapó la cara con las manos.
-Lo siento.
-No pasa nada, pero dime, ¿qué te pasa?
-No sé, hoy estoy de bajona.-Ella se encogió de hombros y volvió a sorber de su batido de fresa.
-Pues intenta divertirte, ya mismo acabas los exámenes y empieza Navidad, deberías estar feliz.
-Te veré menos.-Reconoció la joven tocándose el pelo con nerviosismo y dirigiendo su mirada al ventanal, sin prestar demasiada atención al tráfico londinense. Sus mejillas se habían tornado de un color sonrosado y sus ojos tenían un brillo especial.
Él rozó su mano por encima de la mesa y entonces ella lo miró, algo asustada. En cambio, él sonreía.
-Claro que nos veremos, recuerda que sé donde vives.-Guiñó un ojo y soltó una risita.
-En realidad me ha encantado conocerte.-Sonrió, aún con los pómulos ardiendo.-
Aunque fuese el día en que me tiraras las fresas.
-Al día siguiente te compré unas diez fresas para el desayuno, así que te lo compensé.
-Sí, pero me quedé con hambre el anterior.-Puso los brazos en jarra y soltó una risita.-Anda, ya me he bebido el batido, ¿y tú?
-También. ¿Nos vamos?
-Sí.
Se levantaron y salieron tras pagar.
-¿Cómo vas con lo de tu amiga?
La rubia miró al joven unos segundos con seriedad y volvió a mirar al frente.
-No hablo con ella.
-Deberías intentar conversar y arreglar las cosas.
-¿Estás poniéndote de su parte?
-No.-Negó el joven.-Pero es una de tus mejores amigas y la vas a perder como sigas así.
-No tengo nada que hablar con ella, me utilizó.
-No seas tan dura. Todos hemos cometido fallos alguna vez.
-Hablas como si la conocieras. No serás un señuelo ¿verdad?
El joven soltó una carcajada pero no dijo nada, cosa que extrañó a Aida, pero se calló.
-Ya hemos llegado. Estudia mucho rubita.
-Oh, cuántos ánimos.-Contestó ella sin un ápice de felicidad.-Nos vemos mañana.
-Hasta mañana entonces, Aida.
Ella se despidió con la mano y entró en la casa.
-¡Ya estoy!-Gritó al cerrar la puerta, pero al instante se acordó de que su primo no estaba en casa.
Soltó una risita y se puso colorada. Corrió a su cuarto y eligió un pijama nuevo. Se fue al baño y se metió en la ducha.
Salió tras un cuarto de hora, se secó un poco el pelo y se enrolló la toalla a su cuerpo. En ese momento se dio cuenta de que no tenía el albornoz, así que fue a su cuarto a ponérselo. Allí, tumbado en la cama, y con el móvil entre sus manos, se encontraba Zayn.
-¿Pero qué haces aquí?-Gritó la joven alterada.
-Eh... hola.-El joven sonrió y la miró, en ese momento Aida pensó que la toalla que la cubría era mucho más corta que lo que parecía. Corrió al baño y se encerró en él. Bufó, de nuevo con los pómulos ardiendo y algo nerviosa por tener al chico en la habitación ambigua y se cambió con rapidez. Se secó un poco el pelo, se lo peinó y salió a su dormitorio, donde Zayn seguía allí.

-Mi primo está en casa de Louis.
-Lo sé.-Sonrió el chico.-Quería verte a ti.
-¿A mi?
-Sí. Ven, siéntate.-Dio un par de toques en la cama y ella se sentó ahí.
-Me gustaría que siguiéramos hablando.
-Ya lo estamos haciendo.-Contestó ella.
-Me refiero a diariamente.-El joven rodó los ojos y sonrió.-Estos días no hemos
estado mucho juntos por lo que pasó, pero sé que ya no sientes eso por mí. Ese chico
con el que estás saliendo está muy bien. Además acabáis de tener una cita y...
-Espera, espera, espera. ¿Nos estabas espiando?-La rubia frunció el ceño.
-No, simplemente os he visto viniendo juntos, y me parece genial que seáis novios, te mereces ser feliz.
-No estamos saliendo.-Añadió la chica rápidamente.-Solo somos amigos.
-Pero te gusta.
Ella se levantó algo enfadada, no sabía a qué venía aquella conversación.
-No, claro que no me gusta.-Dijo un tanto alterada.-¿Crees que es tan fácil olvidar una persona? Aún me sigues gustando idiota. Sí es verdad que William me está haciendo sentir muy bien y que puede que pronto me llega a gustar porque realmente es encantador y en cierto modo me atrae, pero apenas nos conocemos de una semana. Una persona no se enamora del día a la mañana y tampoco se olvida tan fácilmente. Aún me sigues gustando aunque intente negarlo.
-Vaya.-El joven se pasó la mano por la frente.-Lo siento, pensé que todo eso estaba olvidado.

-Pues no lo está. Y ahora si no tienes nada más que decir vete. Y por cierto, ¿cómo has entrado?
-Iba a llamar, pero he visto la puerta abierta, no has cerrado bien.
-Vale, ahora vete por favor.
-Aida...
-Por favor.-Volvió a repetir esta vez con más ímpetu.
Se dirigieron a la puerta. Ella abrió y él salió al exterior.
-Una última cosa.-Pidió antes de que la joven cerrara.-No vayas a llorar.
Al oír esas palabras la rubia alzó el rostro levemente. Sus pupilas se habían dilatado y brillaban. Tenía un nudo en la garganta y no podía hablar.
-Soy un idiota, no debería haber venido.
Seguía sin contestar, no podía. Las ganas de llorar iban en aumento.
-Te quiero mucho. Eres una gran...-El portazo que dio la chica le impidió terminar la frase.-...amiga.
Aida se dejó caer en el suelo enterrando la cara entre sus manos. ¿Por qué venía a recordarle su amor no correspondido? Le dolía, y mucho, además, no solo era el dolor, sino los recuerdos que pasaban por su mente, y sobretodo las emociones que salían de su corazón. Todo comenzaba a renacer de nuevo.
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Holaaaa! Aquí está el capítulo 62 por fiin!!!!!! Siento la tardanza pero en serio, las imágenes me han tardado en cargar años luz, entonces iba subiendo unas poquitas cada día en borrador porque es que tardaban mucho xdd. Pero ya está aquí! Wiii <33. Además he empezado el próximo!!!! WEEE XD
Espero que os gusteeeee!! Clickad en reacciones y comentad! Os quiero ^^
Besitooooos :)
PD: Clau y Raquella pronto saldréis, no falta mucho ;)